jueves, 14 de abril de 2011

Decubri que mi obsesion de que cada cosa estuviera en su puesto, cada asunto en su tiempo, cada palabra en su estilo, no era el premio merecido de un mente en orden, sino por el contrario todo un sistema de simulacion inventado por mi para ocultar el desorden de mi naturaleza. descubri que no soy disciplinado por virtud, sino como reaccion contra mi negligencia; que parezco generoso por encubrir mi mezquinidad, que me paso de prudente por mal pensado, que soy consiliador para no sucumbir a mis coleras reprimidas, que solo soy puntual para que no se sepa cuan poco me importa el tiempo ajeno.

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